Comer chocolate con churros o un suizo (chocolate con nata) en el centro de Barcelona es ir a la calle Petritxol. Pero esta estrecha calle es mucho más que eso. A lo largo de sus 130 metros confluyen arte, repostería y pequeños comercios. Vale la pena pasear por este rincón lleno de historia y dejarse llevar por el aroma dulce que le otorgan las múltiples pastelerías y granjas que alberga. Y es que es Petritxol es una calle dulce. Para acabar la ruta con buen sabor de boca, nada mejor que degustar un buen chocolate a la taza casero en cualquiera de sus granjas. La calle Petritxol está situada entre la calle Portaferrissa y la Plaça del Pi (Plaza del Pino), y es paralela a la Rambla. Es peatonal casi por obligación, pues su anchura no supera los 3 metros.
En 1959, se eliminaron las aceras y se empedró toda la superficie, convirtiéndose en la primera calle íntegramente peatonal de la ciudad. Es muy querida por todos los barceloneses porque alberga gran cantidad de chocolaterías tradicionales. Una de las más conocidas es La Pallaresa (Petritxol, 11), inaugurada en 1947 y que antiguamente había sido una vaquería, tal y como recuerdan los cuadros que decoran el local. Además de ofrecer chocolate a la taza casero y los productos típicos de estos establecimientos, éste es uno de los pocos locales de Barcelona donde todavía se puede degustar el auténtico menjar blanc, una crema de almendras con toques de canela y limón, auténtica delicia para los más golosos. Otro establecimiento histórico es la Granja Dulcinea (Petritxol, 2), retratado por Maruja Torres en una de sus novelas y habitualmente frecuentado por clientes famosos como Salvador Dalí y Àngel Guimerà, que tenía su domicilio en esta calle.
Parece ser que en la época era costumbre merendar en estas granjas después de visitar la sala de arte Parés (Petritxol, 5), entonces conocida como Salón Parés, que abrió sus puertas en 1840 y fue pionera en Europa en la exposición de arte y la venta de material de pintura. En ella han expuesto grandes artistas como Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Isidre Nonell o Pablo Picasso. Actualmente hay otras salas de exposiciones,
como Art Petritxol (Petritxol, 8 ) y la galería Carré DArtistes (Petritxol, 3).
Además, en la calle Petritxol hay diversos comercios: de joyas, como la Joyería Petritxol (Petritxol, 16) o de ropa, como Bionic (Petritxol, 18), una tienda muy particular donde comercializan ropa de importación procedente de Holanda y fabricada en materiales diversos.
La mayoría de casas se construyeron durante los siglos XVII y XVIII, aunque las que aún se conservan datan del siglo XIX. También en la calle Petritxol se encuentra el estudio donde hasta hace poco ensayaba la soprano Montserrat Caballé, tal y como recuerda una placa situada en la fachada, al lado mismo de la Granja La Pallaresa.
El origen del nombre de esta calle tiene explicaciones diversas. Hay quien dice que se debe al apellido de la familia propietaria de estos terrenos. Según esta teoría, en su origen la calle estaba rodeada de huertos y no tenía salida. En 1465 se abrió, dividiendo así las fincas del señor Petritxol, con el objetivo de conectarla con la calle Portaferrisa. Otra explicación atribuye el nombre a la palabra pedritxol, que tiene su origen en el pedrís o pedritxol (piedra, en castellano) que había en la entrada y que interrumpía el paso a los carruajes, dando prioridad a las personas. Según otras fuentes, Petritxol es una adulteración de portitxol, palabra que significa portal o pórtico pequeño.