Rec Comtal

Las primeras referencias escritas sobre este canal proceden del siglo X y es posible que coincidan con una reutilización del mismo, que habría quedado abandonado o inutilizado durante los siglos VIII y IX. Se atribuye al conde Mir (954-966) la reconstrucción del antiguo acueducto para la instalación de molinos harineros, que sabemos que efectivamente se difundieron durante ese siglo en el Occidente europeo(8), y para un uso secundario agrícola. La primera referencia es del 992 y la expresión Rec Comtal aparece ya en un documento del 1076, en época de Ramón Berenguer I. El canal reconstruido modificó su trazado en el tramo final dirigiéndose al mar desde el lugar donde se localizó el monaterio benedictino de Sant Pere de las Puellas, seguramente para evitar las construcciones portuarias que se estaban desarrollando en la parte litoral de la antigua ciudad romana, por donde antes seguramente desembocaba, como parece mostrar el nombre de la calle Regomir (el Rec de Mir)

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El canal derivaba el agua desde una presa o azud en el Besòs situada en Montcada. En el siglo XIII el agua del Rec se utilizaría para ampliar el regadío entre su trazado y el mar, en la zona de “Hort i vinyet de Barcelona”, en relación con el crecimiento de la población de la ciudad y la demanda de productos alimenticos para la urbe dinámica en que se había convertido Barcelona. A fines de la edad media había ya a lo largo del Rec 11 molinos harineros y 3 de paños (molins drapers).

El agua del Rec era usada en Barcelona desde época medieval por tintoreros, curtidores y tejedores, lo que convirtió el lugar por donde entraba en la ciudad -el sector de Sant Pere de las Puellas y Portal Nou- en un barrio industrial que se ha mantenido hasta fecha reciente y que, tras las emigración de la industria de tejidos y estampados, todavía concentra un importante equipamiento de establecimientos textiles al por mayor.

Tambien en el Llano de Barcelona (antiguos municipios de Sant Andreu y Sant Martí) el Rec fue un factor de localización de cultivos y de molinos. Durante el setecientos la posibilidad de disponer de su caudal sería un factor de localización de las fábricas de indianas en los terrenos entre el canal y el mar; en la Granota, el Juncar, la Llacuna, Sant Martí de Provençals, donde además había agua suficiente de albuferas y lagunas litorales.

Entre 1796 y 1801 se realizaron trabajos para el soterramiento del Rec en el tramo intramuros cercano al Borne. Pero el trazado del Rec es todavía hoy visible en el plano de la ciudad de Barcelona, tanto en el casco antiguo, en donde presta su nombre a algunas calles, como en los municipios anexionados de Sant Andreu y Sant Martí.

Durante el siglo XIX la expansión de la urbanización, y en concreto la construcción del Ensanche obligó a continur soterrando el Rec en diversos lugares, para el trazado de nuevas calles. Por otro lado, esa urbanización supuso un retroceso del regadío; la agricultura queda reducida a campos residuales y en expectativa de urbanización.

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